Todo sobre el Parque Natural de Pilancones

La naturaleza de Gran Canaria vive dando alegrías a sus habitantes desde tiempos inmemoriales. La primera la regala el clima que se disfruta aquí todo el año; un buen tiempo que hace la vida amigable y tranquila. Pero no es solo de buen clima de lo que se habla al decir que la Naturaleza ha sido amable con la isla. Y prueba de ello es el Parque Natural de Pilancones.

Localización

Este parque natural (cuyo nombre proviene de pilancón, término que define a los charcos naturales que quedan tras la escorrentía del agua por los cauces) se localiza en la mitad meridional de la isla de Gran Canaria, en el interior montañoso de la misma, concretamente en el término municipal de San Bartolomé de Tirajana. Linda por el norte con el Parque Rural del Nublo y por el este con el Paisaje Protegido de Fataga, cubriendo una extensión de 5.794 hectáreas.

 

Está incluido en la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos, en la Red Natura 2000 por estar declarado zona de especial conservación (ZEC) y en la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria (status otorgado por la UNESCO en el año 2005), que abarca el 43% de la superficie terrestre central y sudoccidental de Gran Canaria, además de una amplia franja marina.

Características ecológicas: geología, flora y fauna

Desde el punto de vista geológico, el Parque Natural de Pilancones tiene un valor excepcional para comprender el proceso de formación y evolución de la Gran Canaria desde que fuera formada hace unos 14,5 millones de años. Su extraordinaria variedad geológica y litológica da como resultado un paisaje abrupto, con fuertes pendientes, barrancos encajados, grandes macizos rocosos e importantes crestas y rocas aisladas.

 

La isla se caracteriza por su gran diversidad biológica. Y es que su aislamiento geográfico, junto con la variedad de nichos ecológicos disponibles, ha favorecido los procesos de especiación que dan lugar a la presencia de numerosas especies endémicas.

 

La amplia variedad climatológica en las diferentes alturas y pendientes de la isla (con medias anuales de 22ºC), y otras variables, también condiciona la distribución de la vegetación, creando una serie de pisos bioclimáticos, que van desde el matorral xerófilo hasta la vegetación subalpina, pasando por un bosque termófilo, un bosque de pino canario, así como reductos de monteverde en recuperación (laurisilva y bosques siempre verdes). Esta zona es de vital importancia para la conservación biológica y la evolución.

La zona cuenta con un grado excepcional de endemicidad de los invertebrados y especies únicas de aves y reptiles. Así, la fauna presente en el Parque Natural de Pilancones es hogar de especies de amplia distribución y valencia ecológica que comparten territorio con otras que son específicas de determinados ambientes. En ella destacan el pico picapinos de Gran Canaria (Dendrocopos major thanneri) o la lisa rayada de Gran Canaria (Chalcides sexlineatus sexlineatus).

Características socioeconómicas

La ganadería, principalmente de cabras y ovejas, ofrece quesos de renombre internacional y la trashumancia como una práctica ancestral de traslado de animales en busca de mejores pastos según la época del año.

 

La agricultura es generalmente autoabastecida y de abastecimiento interno, destacando el cultivo de tomates, albaricoques y frutas tropicales. Las almendras forman parte de la confitería tradicional. Hoy en día hay una importante tendencia hacia la agricultura orgánica.

 

Otros usos del territorio son actualmente el floreciente sector de los servicios turísticos (alojamiento, restauración y guías), y otros como el senderismo, la carrera de montaña, el ciclismo, la escalada, etc.

 

En este entorno se celebran en numerosas fiestas, en su mayoría de carácter religioso en las que se venera a santos, o derivadas de los rituales de los antiguos aborígenes, principalmente relacionados con la lluvia y la alimentación.

Pino de Pilancones

Este majestuoso ejemplar de pino canario (Pinus canariensis) formó parte de un bosque que fue aprovechado, lentamente, por los habitantes de la isla. Gracias a la llegada del gas butano en los años 60 del siglo XX se puso fin a la última crisis de los pinares canarios, siendo acompañada por importantes labores de repoblación forestal.

 

No obstante, una pequeña herida realizada en 1823 para catar el volumen de su tea que se fue ampliando poco a poco junto con la acción del fuego de diversos incendios ocurridos en la zona hizo que cayera desplomado el 30 de enero de 2008 con una edad de 550 años. Gracias a la labor de los técnicos forestales se ha conseguido “revivir” a este ejemplar con dos injertos de su ADN conservado.

Fuentes

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